2013-03-13

Chávez


Hugo Chávez Frías
El gran impulsor de las causas colectivas

Patricio Echegaray

Desde su alzamiento ante el gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1992, la figura de Chávez había generado fuertes controversias en el terreno de la izquierda. La negra historia de los golpes militares en nuestro continente al servicio de los grandes intereses económicos y del imperialismo generó muchas reservas y prevenciones en sectores de la izquierda y de la intelectualidad que manifestaban sus dudas sobre un líder surgido de las fuerzas armadas que se presentaba, desde su pensamiento bolivariano, firmemente comprometido con los intereses de su pueblo.
En su primera visita a la Argentina en 1994, los comunistas, con un especial trabajo de Athos Fava ya habíamos intentado, por pedido de las FARC y el Partido Comunista Venezolano, generar un marco de relaciones para Chávez con sectores de izquierda, lo cual chocó contra el obstáculo que generaba la resistencia de estos sectores a reunirse con un militar.
Finalmente, en el año 1996, en el marco del IV Foro de San Pablo en El Salvador, fue Raúl Reyes quien propicio mi primera entrevista con Hugo Chávez. En ese Foro y ante la resistencia del PT brasilero y el PRD mexicano en otorgar la palabra a Chávez, nuestro camarada Schafik Handal organizó una reunión de Chávez con varios integrantes del Foro en la cual tuvimos el honor de participar.
Un dato que llamó a poner atención sobre su figura fue el especial trato que le dispensó Fidel Castro y la actitud de Chávez de vincularse cada vez más a una de las mentes más brillantes de nuestra época. Esta relación fue un ejemplo extraordinario de colaboración revolucionaria entre dos líderes que supieron dejar atrás las tensiones inmanentes entre hombres de semejante envergadura.
Desde su irrupción en la escena política mundial, Hugo Chávez ocupó el centro de la escena encabezando la lucha contra el neoliberalismo. Pero su lucha no se limitó a enfrentar los efectos económicos y sociales de este modelo, la profundidad de su mirada le hizo ver con claridad meridiana que resultaba fundamental, como lo venía anunciando Fidel Castro, el librar una profunda batalla cultural contra el extremo individualismo impulsado por los neoliberales como una de sus medulares medidas de dominación política.
Frente a esto, Chávez se entregó a la enorme y sabia tarea de recuperar las causas colectivas como instrumento de construcción y legitimación políticas.
Batalló, entre otros aspectos, por dejar atrás la propuesta  neoliberal de un estado ausente y prescindente de los problemas del pueblo y profundamente presente y activo en la represión de las protestas populares. En este sentido, no sólo impulsó una fuerte distribución del ingreso, sino que también avanzó en medidas estructurales como la nacionalización de los recursos naturales, la industria y el comercio.
Desde el punto de vista ideológico, Chávez fue un compendio de las ideologías revolucionarias latinoamericanas abrevando en el nacionalismo revolucionario, el marxismo y la teología de la liberación. Impulsó la recuperación de las causas colectivas conjugando las tres características fundamentales que siempre deben guiar un proceso emancipador, el patriotismo, el antimperialismo y el anticapitalismo, vinculándolas a  la idea fuerza de que la sociedad poscapitalista solo podría ser alcanzada a través del socialismo.
Heredero y continuador de las tradiciones de lucha de nuestro continente, Se constituyó en una versión potenciada de líderes como Torres, Velazco Alvarado y Torrijos.
En este sentido, los avances materiales alcanzados por la revolución bolivariana en la mejora de la calidad de vida de su pueblo se conformaron en el firme sustento sobre el cual se libra la batalla ideológica.
Para librar esta batalla, comprendió tempranamente la necesidad de la organización, de contar con un partido organizado que impulse una política frentista desde la cual profundizar la construcción de poder popular.
Con esta forma de accionar en política, Chávez dejó totalmente reafirmado el carácter bolivariano de su proyecto, tanto para Venezuela como para toda América.
El profundo internacionalismo que signó su vida quedó plasmado a fuego en nuestros pueblos con el impulso del ALBA, la UNASUR, la CELAC y con ese grito de desafío, rebeldía y propuesta que significó el ALCA ¡ALCARAJO! pronunciado en Mar del Plata en el año 2005. Al igual que José Martí, Chávez supo ver en las entrañas del monstruo y lo enfrentó valientemente siendo el promotor de un nuevo y superador antimperialismo en la región.
El apoyo de su pueblo le permitió vencer el golpe de estado en 2002, sortear el feroz paro petrolero impulsado por la oligarquía venezolana y superar airoso un sinfín de maniobras desestabilizadoras impulsadas por el imperio y los grandes medios de comunicación, dejando hoy una sucesión encabezada por Nicolás Maduro que todo indica tiene una enorme capacidad para seguir adelante con la revolución bolivariana y continuar enfrentando exitosamente no sólo los renovados embates del imperio, sino también las contradicciones que puedan surgir al interior del chavismo.
El ejemplo de Hugo Chávez, sus acciones concretas se convierten así en una valiosa reserva de inspiración para las luchas de los pueblos del mundo y desde el Partido Comunista impulsaremos un Seminario Permanente sobre el pensamiento del líder bolivariano para mantener vigente su legado. 
Hugo Chávez, el revolucionario más notable surgido en nuestro continente en el siglo XX luego de Fidel Castro y el Che Guevara ha dejado una marca indeleble en Venezuela y en toda América Latina y el Caribe. Así lo manifiestan los ciento de miles de personas que lo despiden en su tierra y los millones seguirán su ejemplo en todo el mundo haciendo realidad la consiga de ¡Chávez somos todos!
Ernesto Che Guevara ya nos lo había dicho: “si supiéramos unirnos, que hermoso y cercano seria el futuro”.
Raúl Castro afirmo que “Chávez murió invicto, invencible y victorioso”.
Sabemos que esto es verdad y que el legado de Hugo Chávez Frías ha sido, es y será habernos acercado a ese futuro.